miércoles, 9 de mayo de 2007

Contar algo

Fotografiar puede resultar una mezcla entre deporte y pasatiempo intelectual, es una activad ligada al viaje por excelencia y sobre todo a la idea de retener el momento, pero de lo que vamos a tratar aquí es de la fotografía como método narrativo.
El reportaje es sin duda el género que mejor expresa las cualidades de la fotografía como medio visual para contar algo, la estructura narrativa y la amplitud secuencial permiten definir mejor ese particular punto de vista, más allá de una única imagen totalizadora o de la fugaz instantánea. Todo reportaje nos cuenta algo acerca de alguna cosa, es la historia de la experiencia del fotógrafo frente a la vida que retrata, y como tal discrimina, enfatiza y evidencia las formas y los fantasmas que configuran lo real, según su criterio. En ellos el fotógrafo desde su particular forma de observar el mundo nos cuenta una historia, utiliza la gramática fotográfica para componer el mensaje. El reportaje se identifica sobre todo como una herramienta fotoperiodística, sobre todo porque es la manera en las que más suele llegar a nuestras manos y dentro del fotoperiodismo podríamos encontrar diferentes géneros y cada uno con su código lingüístico más o menos consensuado socialmente.

El ejemplo que aquí mostrado se aproxima más a lo que podríamos definir como un reportaje plástico-artístico, de interiorización y reflexión en torno a una idea. Es un intento de reflejar el mundo de un objeto, de un elemento cotidiano descontextualizado por los encuadres no representativos de su entorno, proponiendo una lectura diferente de un elemento que no tiene por sí mismo un atractivo visual, pero que al situarlo en un entorno visual diferente despierta una sensación estética nueva, diferente, y una forma de presentarlo también novedosa. La idea principal de estas imágenes, no es más trascendente que la de centrar la atención sobre algo, que de no ser así no nos detendríamos a mirar, e incluso se busca intencionadamente que cada una de las imágenes cuente una historia independiente, centrada en la relación que estos radiadores establecen con los objetos que los definen en cada una de las fotografías.

El fotógrafo no debe conformase con captar la realidad que lo envuelve, sino que tiene la oportunidad de transformar, con su cámara, esa realidad y matizarla desde el observador que es, para contar una historia, “su historia”.

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